martes, 24 de febrero de 2009

Una buena gestión de los bosques.


Las selvas lluviosas tropicales como la de Costa Rica, verdaderos pulmones verdes de la Tierra y refugio de miles de especies animales y vegetales, se hallan seriamente amenazadas por la tala industrial incontrolada.


Los bosques atrapan en CO2 de la atmósfera, por lo que mitigan el cambio climático. Pero este gas, principal agente del cambio, vuelve a la atmósfera cuando aquéllos son destruidos o sobreexplotados.

Como señalo Wolf Killman, secretario del Grupo Interdepartamental de Trabajo de la FAO sobre Cambio Climático, "sin duda es necesario frenar la deforestación y ampliar da superficie boscosa. Pero también es necesario sustituir los combustibles fósiles por biocombustibles elaborados con madera de bosques gestionados de forma responsable, a fin de reducir las emisiones de carbono. Además, hay que utilizar más madera para producir productos duraderos capaces de mantener el carbono fuera de la atmósfera durante períodos más largos".

Los beneficios económicos del negocio del papel y la madera impiden que se frene la desproporcionada pérdida de masa forestal, que, según la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO), hizo que entre 1960 y 1995 desapareciesen más de 500 millones de hectáreas de bosque tropical, un tercio de la extensión forestal de Asia y una quinta parte de las de África y América del Sur. La gestión sostenible de los bosques es, por lo tanto, de vital importancia, ya que éstos pueden suministrar bioenergía con un aumento nulo de CO2 atmosférico, a la vez mantienen el hábitat de las numerosas especies de flora y fuana que viven en ellos.

El cambio climático constituye también una amenaza para muchas zonas áridas y semiáridas, hábita de especies únicas, como el desierto del sur de California.


Fuente: National Geographic

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