martes, 21 de julio de 2009

La última oportunidad para la arquitectura sostenible.

Foto de Luís de Garrido, arquitecto valenciano.


- “Luis, no están orientadas estas placas fotovoltaicas al noroeste?”.

Todavía recuerdo estas palabras de uno de mis alumnos del Master M.A.S. (Master en Arquitectura Sostenible) cuando hace unos cuatro meses visitábamos unos edificios en la que algunos pretendieron llamar “Eco-ciudad-de-Vallecas” en Madrid (y que por supuesto, a excepción de un edificio, no tiene nada, ni de “eco”, ni de "ciudad").

Lo que mi alumno observó resume de una forma cruda y directa lo que en realidad se ha hecho, cuando se ha dicho que se hacía arquitectura sostenible: edificios caros, ineficaces, que nada tienen de sostenibles, y que se han vendido como tales. Y lo que es peor, para vergüenza de quienes los han diseñado y han subvencionado, los edificios están en pié, y todos podemos verlos.

En los últimos años han coexistido la sensibilización social ecológica, con la voracidad de hacer dinero fácil alrededor de la construcción. Por ello, y con el fin de no obstaculizar el proceso, en lugar de hacer el esfuerzo de adoptar medidas sostenibles para mejorar la arquitectura, lo que se ha hecho ha sido un ejercicio descarado y cutre de marketing falso. Nada podía obstaculizar el negocio fácil del ladrillo.

El proceso se ha extendido como una mancha de aceite. Al principio de la ola ecológica ningún promotor hacía nada, pero con el tiempo, los promotores se han dado cuenta de que otros bautizaban como “sostenibles” algunos edificios que no tenían nada de ello, por lo que se envalentonaban, y hacían lo mismo. En este sentido, cualquier edificio que tenga unas placas solares ya se ha denominado “sostenible”. Como resultado, la construcción, no ha mejorado en absoluto, desde un punto de vista sostenible (y desde algunos otros más). Y por extensión, aquellos edificios que tenían algo más, eran considerados como “modélicos”, aun cuando apenas estaban diseñados con un poco de sentido común.

La normativa supuestamente “sostenible” en los años del “pelotazo inmobiliario” ha seguido los mismos pasos. El Código Técnico de la Construcción (CTE), que tan solo tenía entre sus objetivos la disminución del consumo energético (y que no lo ha conseguido en absoluto), se infectó del proceso, y los políticos empezaron a envalentonarse, y a decir que era una “normativa sostenible”, aun cuando nada tenía de sostenible, ni se pretendía. He de decir que el CTE solo se refiere a 2 de los 38 indicadores sostenibles identificados para poder lograr una verdadera arquitectura sostenible. Por lo que, aunque se cumpliera a rajatabla (que no se hace) el resultado nada tendría de sostenible.

Cuanto mas se bajaba en el escalafón técnico de la administración y en la competencia profesional, mas se tildaba al CTE como “sostenible” (con el descaro que otorga la ignorancia). Como resultado, al referirse a la construcción sostenible, todos los medios de comunicación nombran el CTE.

Por otro lado, el CTE, además de malo, llegó tarde. Ya que prácticamente no se han construido edificios proyectados siguiendo sus directrices. Casi la totalidad de lo construido en los últimos años se proyectó hace muchos años. Con lo que, como me gusta decir, el CTE es como un peine que se ofrece a un calvo. Justamente cuando se aprueba el CTE, explota la burbuja inmobiliaria, y se detiene el sector de la construcción (simplemente se está finalizando lo que se empezó hace muchos años).

Como resultado, en España existen un sinfín de causas de corrupción administrativa y política en los tribunales, y más de un millón de viviendas que nadie quiere, ni puede, comprar. Al mismo tiempo, más o menos la misma cantidad de jóvenes, no pueden acceder a una vivienda, porque ni la administración, ni los promotores han deseado hacer otro tipo de vivienda mas económica y digna (pero menos rentable).

Es decir, hace unos años se hablaba de construcción sostenible, y no se hacía. Y hoy en día no se habla de construcción sostenible, porque no se construye. Como consecuencia, nada se ha hecho, y nada se hace.

Por ello, hoy en día tenemos una oportunidad perfecta para adoptar un modelo verdaderamente sostenible en la construcción.

La primera etapa de este modelo ya ha empezado: no se edifica, con lo cual no se sigue destrozando el medio ambiente. Las etapas posteriores están en nuestras manos.

Y, por supuesto, estas etapas deberían de contemplar, al menos, los siguientes puntos:

1. Proponer nuevas estrategias constructivas mas adecuadas para la sociedad
a. Facilidad y rapidez de construcción
b. Alto nivel de industrialización
c. Alto nivel de prefabricación

2. Proponer nuevas tipologías arquitectónicas mas adecuadas para la sociedad
a. Alto nivel de reconfiguración y flexibilidad de distribución espacial
b. Evitar decisiones gratuitas en el diseño arquitectónico
c. Utilización de tipologías locales evolucionadas

3. Optimizar al máximo la utilización de recursos (naturales o fabricados)
a. Aprovechamiento de la radiación solar (óptimo diseño bioclimático)
b. Aprovechamiento del agua de lluvia
c. Reciclaje de aguas grises
d. Utilización de materiales recuperados y reutilizados
e. Utilización de materiales locales y sencillos

4. Disminuir al máximo el consumo energético
a. Utilización de materiales con bajo requerimiento energético
b. Promocionar la autosuficiencia energética
c. Promocionar un alto nivel bioclimático
d. Eliminar o disminuir la necesidad de sistemas de aire acondicionado
e. Promocionar sistemas de calefacción de alta eficiencia energética
f. Promocionar sistemas de iluminación por leds

5. Potenciar al máximo la integración arquitectónica de energías renovables
a. Energía geotérmica
b. Energía solar (captores térmicos)

6. Disminuir al máximo las emisiones y los residuos en la construcción
a. Nuevas estrategias compositivas con aprovechamiento total
b. Proyecto que permita el máximo nivel de recuperación y reutilización
c. Disminución máxima de artefactos en los edificios
d. Correcta utilización de materiales no emisívos
e. Alta capacidad de recuperación y reutilización de los componentes

7. Mejorar el bienestar y salud de los ocupantes
a. Diseño singular y personalizado
b. Utilización de materiales saludables
c. Nuevas estrategias de ventilación natural

8. Disminuir el precio de construcción, y los costes de mantenimiento


Ahora no hay pelotazos. Ahora nadie quiere, ni puede, comprar. Ahora no hay necesidad de engañar y manipular. Ahora la administración no tiene que justificarse con un código malo. Ahora no hay prisas….. Ahora no hay excusas.

Es sabido que en idioma chino la palabra “crisis” significa “oportunidad”.

Por lo tanto, la arquitectura sostenible, por fin, tiene una oportunidad. Y esta oportunidad no la podemos volver a desperdiciar. Quizás sea demasiado tarde.

Quizás sea nuestro último deseo.


Por Luis de Garrido
Doctor Arquitecto, Doctor Informático, Master en Urbanismo
Profesor invitado en el Massachussets Institute of Technology (MIT). USA
Presidente de la Asociación Nacional para la Arquitectura Sostenible (ANAS)
Director del Master en Arquitectura Sostenible (M.A.S)